lunes, 6 de diciembre de 2010

CONVERSACIONES CON MI DIARIO (9) EL MEDIDOR DE FELICIDAD

Querido diario:
Hoy ocurrió algo especial: Querit, tenía que escribir un relato navideño con el objetivo de presentarlo a sus alumnos de educación infantil. Sabiendo que a mí me encanta eso de inventar historias, pues me pidió que le echara una mano... como te puedes imaginar acepté de inmediato y encantado.
Se inicio entonces un proceso delicioso: ella sugería una frase y yo la unía a otra oración; ponía ella una idea y yo arrimaba una impresión... Lo que salió creo que es legible y lo quiero compartir. Es, probablemente, el cuento navideño menos elaborado que exista, pero ¡¡¡a mí me encanta!!!
Había una vez, un niño que se llamaba Ángel, y realmente lo era. Siempre se portaba bien. Sus papás estaban orgullosos y sus profes contentísimos. Diez  en conducta, muy bien en actitud, en fin… todo un Ángel.
Su época favorita era la Navidad, y esto por muchas cosas: decorar el árbol, montar el belén, comer muchos turrones, pero sobre todo, sobre todo... ¡la carta a los Reyes Magos!
Cada año, puntualmente, se encerraba en su habitación, buscaba la hoja más bonita, su boli preferido, se rascaba un poquito la cabeza y… ¡¡a escribir!!: Un coche teledirigido, una bici de color azul, un disfraz de Spiderman, 5 libros de cuentos, el DVD de los Lunnys… ¡¡Qué rabia, se acabó la hoja!! Pensativo, volvía a rascarse la cabeza: he sido tan bueno, que me lo traerán todo.
Es 6 de Enero; Ángel no ha podido dormir por culpa de la emoción, pero tampoco se atrevió a abrir los ojos, por si los Reyes Magos  le descubrían, así que pasó la noche despierto, pero con los ojitos muy apretados…
¡¡Ángel, ya han venido los Reyes!! –le llama su mamá.
¡¡Por fin!! -grita saltando de la cama-. Ni las zapatillas se pone; corre descalzo al salón, pero… ¿¿dónde está la bici?? ¡¡Y el coche tampoco está!! Mira bajo el sillón por si estuviera allí el Dvd, pero nada, que bonito el traje de Spiderman, grita Ángel, y se lo pone sin quitarse siquiera el pijama, y el libro de cuentos… ¡¡Que Guay!!, solo es uno, pero bien gordito. Se toma el vaso de leche y baja corriendo a la calle… ¡¡Uy!! Su amigo Pepe casi le atropella con la bici azul, y Nacho choca su coche teledirigido contra él.
-         Qué bonito - dice Ángel.
-         Pues si ves todo lo que tengo en casa…-responde Nacho-. ¿A ti que te han traído?
Pero Ángel no contesta, prefiere subirse a casa con su libro bajo el brazo.
-         ¿Qué te pasa Ángel? -le pregunta su mamá.
-         Pues que soy bueno todo el año, y los reyes solo me han traído dos cosas de las que he pedido; justo las más pequeñitas, y a Nacho que tira piedras al gato, le han llenado la habitación  de juguetes.
Se va a su habitación un poco triste y se tumba en la cama a leer el libro. ¡¡Uy!! Que ha sido ese ruido?
Toc, toc, alguien toca en la ventana, Toc, toc, toc…
¿¿Quién será??, abre la ventana extrañado y… ¡¡¡Melchor, Gaspar Y Baltasar!!!
-         Hola Ángel, ¿Qué tal amigo? -dice el de la barba blanca.
-         ¿Te gustaron los regalos? -pregunta, risueño, el negrito.
-         Chico, te pareces a Spiderman -replica Gaspar rascándose la barba amarilla.
-         Eh… Si, mucho…
-         Uy, uy, uy… -Baltasar se agacha y le mira muy cerquita-, estoy viendo en tus ojos que no estás del todo contento…
-         Es que… Pepe tiene una bici azul, y Nacho un coche teledirigido… eso lo pedí yo!! ¿No os habréis equivocado?
-         A ver, siéntate aquí y mira esto -todos se sientan en la cama.
-          Qué aparato más raro -dice Ángel.
-         Esto es el medidor de la Felicidad. A ver pulsa el botón verde…
-         ¡¡Cáspita!! Nunca ví que subiera tanto el nivel -dice asombrado Baltasar-. Chico, esta es la habitación de la felicidad.
Melchor le toma de la mano, y le dice:
-  Vamos todos a un viaje,
- Pero… ¿¿Dónde estoy?? -dice Ángel extrañado.
-         ¿Nunca estuviste en la habitación  de Pepe? -pregunta Gaspar.
-         No, pero como mola, está llena de juguetes.
-         Si, -replica Melchor- pero, ¿estará llena de felicidad?
Pulsa el botón y… ¡¡Cáspita!! Pero si no se ha movido… ¡¡nunca vi un nivel tan bajo!!
-         Sigamos el viaje…
-         ¿Y ahora adonde me habéis traído?
-         A casa de Nacho -responde Gaspar.
-         Jo, toda la colección de Lunnis.
-         Si, pero… ¿Miramos el nivel de felicidad?
Ángel pulsó el botón y, de nuevo, no se movió.
- ¡¡Cáspita!!  -exclama Melchor-. Aquí hay muchos juguetes, pero, ¿dónde se ha metido la felicidad?
Ángel ya estaba listo para que los tres magos de oriente le explicaran la lección:
-         Ángel –comienza Melchor-, hoy has aprendido una gran lección: tu nivel de felicidad es muy alto, ya que tienes unos padres que te quieren mucho, juegan contigo, te demuestran que eres muy importante para ellos… En el colegio tus compañeros se portan muy bien contigo, te quieren, no te insultan… Conoces a tus abuelos y ellos te dan muchos abrazos, muchos besos, mucho cariño…
-         Nacho y Pepe –continúa Gaspar- no tienen nada de eso, por eso necesitan muchos juguetes para intentar ser felices.
-         Eres muy afortunado –concluye Baltasar-, tienes que saber que lo más importante no es la cantidad de juguetes que tengas, sino lo feliz que seas... y tú lo eres mucho.
-         Regresemos a tu casa –pide Ángel-. Estoy deseando volver a mi habitación.
 Nada más llegar Ángel descubrió que tenía pocos juguetes, pero su habitación estaba llena. Mucho más que la de Pepe o la de Nacho… ¡¡Estaba llena de felicidad!!
Desde entonces no envidió lo que tenían sus amigos, sino que decidió compartir con ellos su felicidad.
¿Qué te ha parecido, querido diario?

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