martes, 30 de noviembre de 2010

CONVERSACIONES CON MI DIARIO (6) EL PATITO FEO

Querido diario:
No sé si a los diarios os pasan estas cosas, pero hoy, sin ninguna razón aparente, me levanté pensando en ella: en una curiosa mujer que hace cierto tiempo se cruzó en mi camino y me cautivó.
No... no empieces a pensar mal... no van por ahí los tiros. Déjame que te lo aclare para sacarte de dudas:
Además de dos manos, dos pies y un mínimo sentido del equilibrio para transportar unos platos, aquella joven de Bogotá tenía algo que jamás había visto hasta ese momento: era, fuera de toda duda, la mejor camarera que he visto en mi vida. Llegaba a la mesa sonriendo, te explicaba con alegría lo que ibas a comer, te deseaba con visible sinceridad que ojala te gustase mucho; cuando le pedías algo daba la impresión de que tú eras el único cliente del restaurante. En ningún instante sentías que estaba trabajando ( parecía estar en medio de un divertido juego) y cuando al final traía la cuenta, miraba a todos los de la mesa con una alegría desbordante y decía que le había encantado servirnos y preguntaba si nos veríamos pronto.
Cuando al cabo de tres meses volví, ya no estaba.
Un amigo me comentó que trabajaba de maître en uno de los restaurantes más modernos y famosos de la ciudad.
¿Entiendes por donde voy, querido diario?
Aquel patito feo bogoteño quería triunfar, y en vez de maldecir o ir tirando de su empleo como hacían sus compañeros, decidió potenciarlo hasta transformarse en un cisne para sus clientes. Era muy consciente de una cosa: el que en aquel momento era su escenario, si no hacía nada, probablemente lo sería el resto de su vida. Por eso descargaba en cada uno de sus actos y gestos toda su energía y talento.
¡¡Felicidades princesa!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario