sábado, 20 de agosto de 2011

PONERSE A DISPOSICIÓN O PONERSE DE EXPOSICIÓN


Toda iniciativa desplegada desde la soberbia mata en vez de dar vida. Primero al que ministra y con frecuencia a los ministrados.
Pocas cosas ejercen tanta influencia como la humildad instaurada en el altar. Provoca una poderosa repercusión en cielo y tierra.
¡Qué tremenda diferencia existe entre amar la altura y codiciar altas posiciones!
¿Por qué arriesgarnos insensatamente a perdernos en la negrura infinita que hay detrás del azul de un cielo de verano? ¿Por qué sacrificarlo todo con tal de subir a ese lugar donde el azul se desvanece?
En toda organización -y no es distinto en la iglesia- hay más departamentos invisibles que visibles.
Los engranajes más delicados y decisivos suelen estar en el área menos expuesta a las miradas, como también las personas que los hacen funcionar. Los hilos más  relevantes se tejen en el anonimato, por eso hay pocos tejedores. El escaparate de la iglesia es mucho más demandado; es más fácil servir bajo el calor de los focos.
No hay mejor “detector de genuinos siervos” que el área de lo invisible. Allí se demuestra si uno “quiere ponerse a disposición”, o “anhela ponerse de exposición”.
El verdadero instrumento de Dios admite una posición para servir; el ególatra reclama una exposición de su servicio.
No precipites tu promoción. No hay atajos para el que sirve a Dios. No te comas la fruta verde ni saques a la mariposa de la crisálida hasta que esté formada.
Hay personas que son imanes. Tienen el don de irradiar y contagiar una atracción especial sobre quienes les rodean. Su sencillez les embellece y su interés hacia los demás les hace interesantes.
La sencillez y humildad que se manifiestan en la proximidad multiplica la admiración. El creerse superior larva y fermenta la repulsión. Los que así entienden el éxito son los efímeros nuevos ídolos con pies y, por supuesto, cerebro de barro.
La superioridad despliega su poder cuando es reconocida sin ninguna imposición, tan sólo por el atractivo que emana. La que se trata de imponer desde el orgullo y la distancia es el repelente de la relación humana, ¿sabes lo que consiguen los repelentes?
La humildad es un envoltorio atractivo y sugerente, el orgullo es rasposo y distante.
Comienza a servir en lo poco y deja que Dios te guíe a la altura que te corresponda. 

5 comentarios:

  1. ME ENCANTA ESTE BLOG, GRACIAS POR COMPARTIRLO PÚBLICAMENTE. CON SU ATORIZACIÓN ME GUSTARÍA PODERLO COMPARTIR TAMBIÉN CON OTROS. ES MUY EDIFICANTE.

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  2. La humildad es hija de la verdad acerca de uno mismo, se engendra en la luz del "nuevo hombre, creado a semejanza de Dios en la justicia y santidad de la verdad ". La Verdad con mayúscula es que todo procede de Dios, sólo Dios es, y, por tanto suya es la gloria, nosotros somos en Él, y "separados de Él nada podemos hacer" Nuestro deber es reconocer la verdad y andar en la verdad. Creo que eso es la humildad.

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  3. hola, estoy visitando nuevamente su blog, bendiciones.
    mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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  4. Siempre me ha gustado lo que comparte. Es de mucha bendición y mucha enseñanza.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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