viernes, 22 de abril de 2011

¿ACTIVO O EFECTIVO?

O amamos a Aquel a quien servimos o nuestro servicio se convertirá sólo en trabajo.
         El principio de todo es Dios y para servirle tendrás que conocerle, y conociéndole te será imposible no amarle.
La verdadera pregunta no es ¿En qué sirves?, sino ¿A quien sirves? 
No es lo mismo servir al Señor que trabajar en la iglesia… ni siquiera es parecido.  
No trabajes para la iglesia de Dios, trabaja con el Dios de la iglesia. 
Algunos encuentran su identidad en lo que hacen y no en lo que son.
Cuando dejan de hacer, dejan de ser.
Perdiendo su puesto pierden su identidad.
Tú no perteneces a ese grupo: no vales por lo que haces sino por lo que eres.
Podrán relegarte y hasta degradarte. Afectará a tu posición pero no a tu gran posesión: lo que tú eres. Mantendrás íntegro tu valor, pues está en ti, y eso no puede arrebatártelo nadie… ni siquiera la muerte.
Y nuestra identidad se completa al mirarnos en el espejo de la presencia de Dios. Todo comienza en Él.
No trabajes para la iglesia de Dios, hazlo con el Dios de la iglesia. 
De esa intimidad brota un estimulo extraordinario que convierte al siervo activo en instrumento efectivo.

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