lunes, 21 de febrero de 2011

ERES CREACIÓN DE UN DIOS QUE NO SABE HACER RUINAS

Eres valioso, no lo dudes. Cuando Dios te diseñó quedó tan complacido que rompió el molde, diciendo: “Será una pieza única.”
No eres uno entre un millón, eres uno entre los seis billones de personas que pueblan el planeta tierra.
Cierta vez tuvo lugar una extraordinaria competición en la que, entre cuarenta millones de espermatozoides, uno sólo, concreto y determinado, fecundó en el único ovulo que una mujer, aquél mes y no otro, desprendió de entre los más-menos doscientos mil con los que inició la pubertad. ¿El resultado? Lo tienes enfrente cuando te miras al espejo.
Eres fruto de la fusión de dos elegidos entre miles y millones… resultado de la combinación de dos competidores invictos; corrieron y se alzaron victoriosos… Eres la mezcla de dos triunfadores.
Deja de compararte con otros y de codiciar sus talentos.
“Cometen una tontería los que se miden y comparan unos con otros” 2 Corintios 10:12 (DHH)
Pensamos de forma mezquina, como la rana en el fondo del pozo. Si saliera a la superficie tendría una visión muy distinta.
No hay personas sin recursos. Tan sólo hay estados mentales sin recursos. Decir que no sirves para nada es limitarte totalmente. Es castrarte, convertirte en eunuco o practicarte una auto-ablación cerebral.
      Henry Ford, el gran industrial del mercado de la automoción, declaró una gran verdad: “di que no puedes, di que sí puedes. En ambos casos tendrás razón.”
Bernard Shaw le dio la razón a su manera, al convertir en principio de vida la siguiente reflexión: “ves cosas que son y dices ¿por qué? Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, ¿por qué no?” 
(LUNES SIN MI VIEJO PASTOR. Derechos reservados)

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