jueves, 24 de marzo de 2011

EL FARO

¿Qué me recuerda un faro?
Que la verdadera luz viene de arriba, las verdaderas lámparas, las que nos alumbran el camino correcto, se encienden desde el cielo .
En momentos críticos, cuando la fuerza se agota y todas las luces humanas parecen apagarse, aparecen las estrellas que nos muestran el camino ¡SIEMPRE HAY UNA LUZ QUE SE ENCIENDE EN EL MOMENTO PRECISO!
Nunca faltará un rayo de luz.
Las verdaderas luces son gobernadas desde arriba.
Hoy es tiempo de comenzar un nuevo proyecto de vida. Mirad alto, soñad alto y anhelad lo mejor, porque en la vida sólo alcanzamos lo que anhelamos con todo el corazón.
Sólo vosotros establecéis la altura de vuestro techo. Pero no olvidéis nunca que la fuerza y la verdadera luz vienen de arriba, y cuando esa lámpara se enciende es tan sublime  que eclipsa a cualquier resplandor de aquí abajo.
¡Es tiempo de tomar decisiones!
No importa lo que se haya vivido, ni importa los errores cometidos.
No importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, ni tampoco la edad. Siempre estamos a tiempo de descubrir que tenemos talentos únicos y valores extraordinarios. Siempre estamos a tiempo de sacudir nuestras alas para librarnos del cieno de la mediocridad y volar alto!
Valoraos lo suficiente como para abandonar la ruta segura si no os produce felicidad.
No temáis la senda estrecha. Lanzaos a la búsqueda de nuevos cielos de oportunidades y ¡Dios os acompañará y os dirá qué camino tomar!.

lunes, 21 de marzo de 2011

MIMADO POR DIOS ENTRE BISTURÍES

Una vez concluida la operación, el suero se introducía lentamente en mis venas mientras, gota a gota, mi alma destilaba pensamientos que querían florecer, pues algo peculiar había ocurrido en el quirófano:
         En los momentos preliminares a la intervención escogí recitar el Salmo 23. (Cuando a uno le van a remover en lo íntimo precisa un poderoso motivo de meditación para conservar la calma). No logré superar el versículo primero, la anestesia obró de forma fulminante cuando apenas finalizaba la frase “en lugares de delicados pastos me hará descansar”. A partir de ese momento comenzó el milagro. Tan sólo la áspera cáscara del cuerpo se encontraba en aquella sala de operaciones. Yo estuve en   delicados pastos, en praderas difíciles de describir por su insondable pureza y la mezcla de colorido. Una dulce brisa me envolvía y puedo asegurar que yo no caminaba sino que era transportado con inefable dulzura.
         Cuando percibí ligeros toques en mis mejillas y una voz que me animaba a despertar, mis ojos estaban desbordados por lágrimas. Las enfermeras me interrogaban sobre el motivo de aquel llanto.
         ¿Cómo explicarles que yo había regresado de un lugar y condición de paz perfecta donde la ausencia de aflicción era absoluta? ¿Cómo decirles que mi alma anhelaba el retorno a aquellos dulces parajes?.  No era fácil narrar que sobre aquella mesa de trabajo Dios me había mostrado que un cuerpo impedido no es obstáculo para retozar por bellos campos con alfombras de terciopelo. Que la enfermedad puede hacer de nosotros su blanco pero no su presa, porque ante piernas imposibilitadas Él nos proporciona alas. Él sustituye la vasta sábana verde de un quirófano por campiñas del mismo color, pero de delicada textura.
         Con el Espíritu Santo el dolor no es una lóbrega prisión, sino un corredor que nos conduce al deleite, la noche no es densa oscuridad sino la gestación de un nuevo día, así como la batalla es la fragua para una gloriosa victoria. (Mi Mayor Legado. José Luis Navajo)

martes, 15 de marzo de 2011

NO DEJES QUE TUS TRIUNFOS TE APLASTEN

¿Logros? Haz con ellos como con el chicle, tras saborearlos tíralos de ti. De lo contrario te impedirán enfocarte en lo que sigue. Sobreponte a los errores, pero no dejes que tus triunfos te aplasten.
Inmediatamente después de su altivez, lo que salta a la vista en los soberbios es su soledad. La fachada del orgulloso es tal que uno no llega apenas ni al umbral; se queda ante ella perplejo y deslumbrado. Cuando uno entra –si entra- se encuentra solo; no hay nadie allí. Lo mejor es salir de nuevo e ir en busca de un humilde; no habrá allí soledad. Esas casas suelen estar abarrotadas de  vida y alegría.
Créeme, vi a  intrépidos guerreros destruyendo a feroces enemigos para morir luego aplastados por su propia victoria.
Empresas que tuvieron un triunfo y quisieron luego crecer rápidamente. Personajes que a raíz de un éxito se creyeron hiper-exitosos y desafiaron al poder establecido, parias mentales que se atribuyeron todos los méritos y despreciaron la fuerza y el esfuerzo de sus colaboradores. La lista es infinita, pero siempre tiene un denominador común: la soberbia. Cuando se da esa condición, de forma inevitable lo que había sido una ascensión inicia su rumbo hacia el nublado precipicio del fracaso.
Después de alcanzar la cima sólo quedan dos opciones: permanecer o descender. Permanecer requiere una actitud vigilante, no confiada, humilde y trabajadora.

miércoles, 9 de marzo de 2011

EL BAILE DE LAS ABEJAS

Escuché hace tiempo una curiosa referencia al baile de las abejas… Es un dato
interesante:
¿Has escuchado alguna vez que las abejas tienen la capacidad de recorrer cerca de
 diez kilómetros en busca de flores en
las que aprovisionarse de polen para la 
fabricación de miel? 
Una vez que han localizado un prado 
florido, regresan a la colmena, sin 
desviarse ni  un metro. Allí reportan del
 hallazgo a sus compañeras. Lo hacen 
con lujo de detalles: mediante una 
curiosa danza conocida como el baile 
de las abejastransmiten toda la 
información, incluyendo distancia, posición y características del tesoro, para, a 
continuación, guiar a sus compañeras, con una precisión asombrosa, hasta el punto 
descrito. De ese modo se aprovisionan para seguir fabricando miel.
 ¡Que instinto tan prodigioso!
Resulta sorprendente que un insecto tan pequeño esté dotado de esa capacidad.
También resulta curioso comparar ese milagro de la naturaleza con la limitación de 
otro animal: la oveja. ¿Sabéis que las ovejas no pueden alejarse del redil ni siquiera 
cien metros? 
Si  una oveja se distancia, aunque sea un poco, del redil, ya no sabe regresar a él. Por 
eso precisa del pastor de forma constante.
Puedes sacar tus propias conclusiones. 
Por mi parte me quedo con la realidad de que debiéramos ser como abejas en la capacidad de compartir la dulzura e imitar a las ovejas en nuestra absoluta dependencia del Buen Pastor.

martes, 1 de marzo de 2011

¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?

Tres hombres estaban trabajando en la construcción de un edificio. Un observador, de esos qeu abundan en cada obra, se acercó y les preguntó: "¿Qué están haciendo?"
El primero, con clamorosa desidia y sin siquiera mirarle, respondió: "Aquí, poniendo ladrillos"
El segundo, levantando la cabeza y dejando por un momento la actividad, dijo: "Estoy construyendo un muro".
El tercero, feliz de su trabajo, con un brillo de determinación en la mirada y un toque de triunfo en su voz, respondió: "Estamos construyendo la iglesia de mi pueblo".

El secreto de la felicidad no radica en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
Visión es sentir el calor del hogar mientras se coloca ladrillo tras ladrillo al construirlo.

lunes, 21 de febrero de 2011

ERES CREACIÓN DE UN DIOS QUE NO SABE HACER RUINAS

Eres valioso, no lo dudes. Cuando Dios te diseñó quedó tan complacido que rompió el molde, diciendo: “Será una pieza única.”
No eres uno entre un millón, eres uno entre los seis billones de personas que pueblan el planeta tierra.
Cierta vez tuvo lugar una extraordinaria competición en la que, entre cuarenta millones de espermatozoides, uno sólo, concreto y determinado, fecundó en el único ovulo que una mujer, aquél mes y no otro, desprendió de entre los más-menos doscientos mil con los que inició la pubertad. ¿El resultado? Lo tienes enfrente cuando te miras al espejo.
Eres fruto de la fusión de dos elegidos entre miles y millones… resultado de la combinación de dos competidores invictos; corrieron y se alzaron victoriosos… Eres la mezcla de dos triunfadores.
Deja de compararte con otros y de codiciar sus talentos.
“Cometen una tontería los que se miden y comparan unos con otros” 2 Corintios 10:12 (DHH)
Pensamos de forma mezquina, como la rana en el fondo del pozo. Si saliera a la superficie tendría una visión muy distinta.
No hay personas sin recursos. Tan sólo hay estados mentales sin recursos. Decir que no sirves para nada es limitarte totalmente. Es castrarte, convertirte en eunuco o practicarte una auto-ablación cerebral.
      Henry Ford, el gran industrial del mercado de la automoción, declaró una gran verdad: “di que no puedes, di que sí puedes. En ambos casos tendrás razón.”
Bernard Shaw le dio la razón a su manera, al convertir en principio de vida la siguiente reflexión: “ves cosas que son y dices ¿por qué? Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, ¿por qué no?” 
(LUNES SIN MI VIEJO PASTOR. Derechos reservados)

miércoles, 16 de febrero de 2011

DEL RIO DE LA EXCELENCIA A LAS CLOACAS DEL PERFECCIONISMO


Recuerda la máxima de José María Gabriel y Galán: “Nunca es infinito el éxito ni perenne el fracaso”.
Una caída hacia delante puede ser un gran paso y una patada en el trasero un gran impulso hacia arriba. Sólo es necesario decidir convertir el menosprecio en trampolín
Los éxitos estimulan; los errores enseñan. Tu mejor maestro es tu último error.
Durante aquella infancia en la que fuimos grabando el disco duro de nuestra mente, nos escondieron la profunda  lección de superación y mejora que se esconde detrás de cada error. Nadie nos impartió esa asignatura: la  cultura del error. Y así crecimos, con un potente freno en el cerebro: el miedo a aceptar la equivocación.
De esto no está libre nadie; ninguna disciplina académica o profesional escapa a este peligro. Una enfermedad que está destruyendo valiosos talentos se llama “perfeccionismo.”
Desplegar nuestra profesión desde una expectativa perfeccionista y en extremo autoexigente nos hunde.
Es correcto, lícito y loable perseguir la excelencia, pero quien se enreda en un espíritu perfeccionista se vuelve  intolerante consigo mismo y con los demás.
El perfeccionismo siempre viaja de la mano de la frustración. Las altísimas expectativas son un atajo a la desilusión y al abandono. La búsqueda de la excelencia erige preciosos edificios en los que habitar seguros, pero la obsesión por lo perfecto cava tumbas donde yacer frustrados.
Busca ayudar sin asombrar, servir sin destacar y alumbrar sin deslumbrar.
Ante la oscuridad una sencilla vela es más efectiva que una explosión de fuegos artificiales tan asombrosa como efímera.
No busques asombrar, sino transformar.